Repasamos el palmarés del ya clausurado 11º DocumentaMadrid hablando de cine documental español: Costa da morte, Bugarach y Antonio Vega: Tu voz entre otras mil son las protagonistas de una crónica en la que también hay espacio para la premiada The dog y la nominada al Oscar The square.
por Sofia Pérez
El XI DocumentaMadrid finalizó este fin de semana, aunque el viernes 9 ya dio a conocer su palmarés, que en la Sección Oficial de largometrajes ha concedido el Primer Premio del Jurado a la película india producida por Suiza My name is Salt, de Farida Pacha. Además, Iranien (de la que hablamos en la tercera crónica del festival) obtuvo una Mención Especial, y el Segundo Premio del Jurado fue a parar a The Dog, de Allison Berg y Frank Keraudren. La película hace un repaso a la historia real de John Wojtowicz, famoso por haber atracado un banco en 1972 para poder financiar la operación de cambio de cambio de sexo de su pareja. Un suceso tan surrealista que tenía que quedar plasmado en el cine, o eso debió pensar Sydney Lumet cuando lo relató en Tarde de perros (1975). The dog no llega a explotar las posibilidades metacinéfilas que le ofrecía este encuentro cinematográfico entre ficción y documental, centrándose más en la vida del personaje, cuyo carisma y su desvergonzada forma de hablar ante la cámara, sin ningún tipo de tapujo, ya consiguen que la película funcione en gran parte. Además, los directores saben conducir la narración, a través de testimonios e imágenes de archivo, sin ninguna recreación, para que enganche y resulte muy atractiva, haciendo especial hincapié en la descripción de la agitada década de los 70 para la comunidad gay. En general, The dog es una película divertida y con un gran ritmo, que refleja la obstinación pero también las dificultades de alguien que no quiere vivir según las normas establecidas.
Antes de centrarnos en las películas de clausura, no podemos dejar de hacer referencia a dos trabajos que tienen en común su exaltación de la naturaleza, pero desde enfoques distintos: en la sección Panorama, Costa da morte, de Lois Patiño, que da una visión costumbrista y romántica, y en la Sección Oficial Bugarach, coproducción de española y alemana de Ventura Durall, Salvador Sunyer y Sergi Cameron, que lo hace de forma más mística. Costa da morte, que viene de triunfar en numerosos festivales como Locarno y Sevilla, nos adentra en la cotidianidad de esta región gallega a través de las historias que nos relata su gente, pero siempre tomando distancia de las figuras humanas, para evidenciar la pequeñez del hombre frente a la enormidad y el esplendor de la naturaleza, entroncando con la tradición pictórica del paisajismo sublime. De hecho, la película podría entenderse como un conjunto museístico de estampas que enfrentan pasado y presente, modernidad y tradición, música y sonidos naturales, luz y oscuridad, vida y muerte… Un lienzo embriagador que recoge y reformula la esencia del género a través de las imágenes y la sonoridad.
En Bugarach, asistimos a la introducción del documental en un género reservado normalmente para la ficción: el apocalíptico. En el pueblo que da título a la película, situado al sur de Francia, está ubicado el pico de una montaña al que, durante mucho tiempo, se le han atribuido propiedades mágicas, religiosas y extraterrestres. Esto hizo que se extendiera el rumor de que aquel sería el único rincón que se salvaría del fin del mundo anunciado por el calendario maya el 21 de Diciembre de 2012, lo cual atraerá a personajes variopintos que perturbarán la paz del lugar. La relación de estos personajes y de los habitantes del pueblo con esta montaña, que se erige como protagonista esperanzadora y a la vez temible, recuerda a Picnic en Hanging Rock (1975), de Peter Weir, con un halo de misterio que rodea al conjunto geológico. Bugarach exhibe una construcción muy elaborada cuya aparatosidad, al revés que ocurre con la de Costa da morte, la aleja de su carácter documental. Aún así, no deja de ser una película que conserva cierta frescura, con una historia, cuando menos, curiosa.
Lucha de gigantes
Tiene sentido, en una edición de DocumentaMadrid que se ha centrado especialmente en problemas políticos y sociales de plena actualidad, que la clausura oficial corriera a cargo en un film como Al midan (The square), de Jeanne Nouhaim, nominado al Oscar junto a The act of killing (2013, triunfadora el año pasado en el festival) y la ganadora A 20 pasos de la fama (2013). La película tiene un punto de partida similar al de la también proyectada Return to Homs (ganadora del Premio del Público): un grupo de revolucionarios que se enfrentan a un gobierno dictatorial para conseguir la independencia de su pueblo. En este caso, la historia se sitúa en la Plaza Tahrir de El Cairo, centro de resistencia desde 2011 contra el gobierno primero de Hosni Mubarak, y más tarde de los militares y de los Hermanos Musulmanes. A diferencia de Return to Homs (por su propia naturaleza de reportaje bélico), The square hace gala de un cuidado tratamiento estético, que al principio puede confundirse con efectismo, pero que poco a poco va abriendo brechas en torno al panorama de la insostenible situación egipcia, y de aquellos que quieren establecer unas bases para un cambio de mentalidad popular. Las victorias que consiguen quedan contrapuestas a crudas imágenes de represión. Sin embargo, la mirada de Nouhaim es esperanzadora con respecto al futuro gracias a las bases que están asentándose estos años. Un proyecto de enorme envergadura sobre cuestiones todavía abiertas, mostrado con veracidad y valentía. Imprescindible.
Y para cerrar Panorama (dentro de la cual, la ganadora fue Gabor, de Sebastián Alfie), no había mejor manera de hacerlo que con el documental biográfico del que fue una de las figuras más importantes de la música española: Antonio Vega. Tu voz entre otras mil. La película de la periodista Paloma Concejero es una auténtica revelación, ya que logra hacer un retrato bastante veraz del músico y de su personalidad, alejado de la mitificación, y además, con un cuidado acabado técnico. El documental echa mano de todos los recursos disponibles, desde imágenes grabadas por el padre de Antonio con una Super 8, hasta entrevistas, conciertos y videoclips, pasando por animaciones, algunas anecdóticas, y otras muy bien integradas en el conjunto (la del astronauta mientras suena El sitio de mi recreo es realmente poética), y por la introducción de escenas de películas, especialmente del expresionismo alemán, que ayudan a ilustrar conceptos de los que no se poseen documentos visuales. Por otro lado, los testimonios no son arbitrarios, sino de gente que fue cercana a él y le conocieron en sus buenas y sus malas épocas (familia, amigos, compañeros de profesión). Ninguno da una visión romántica y benevolente de Antonio, sino que se limitan a contar su experiencia con él. Sin embargo, la película no se puede desprender de un inevitable espíritu nostálgico, consecuente desde el momento en el que empiezan a sonar sus inolvidables canciones, que hacen que cualquiera que disfrutara con ellas salga de la sala de cine con un nudo en la garganta.
Para acabar, los ganadores en el apartado de cortometrajes de la Sección Oficial fueron el argentino La reina de Manuel Abramovich y el alemán Substanz de Sebastian Mez en primer y segundo puesto respectivamente, el Premio Especial para el brasileño Jessy de Paula Lice, Rodrigo Luna y Ronei Jorge, la Mención Especial para el mexicano La Parka de Gabriel Serra Arguello, y el Premio del Público para el español Walls de Miguel López Beraza (tanto éste como Substanz los destacábamos en nuestro segundo artículo), mientras que en Panorama, el galardonado fue ¡Bello, bello, bello! de Pilar Álvarez. Un año más, DocumentaMadrid ha acercado al público un tipo de cine alejado de los circuitos comerciales y le ha dado la oportunidad de establecer un diálogo cercano con muchos de los responsables de las películas proyectadas. No podemos dejar de dar la enhorabuena al festival por la selección de trabajos, que nos han abierto los ojos ante muchas y variadas realidades del mundo actual, y por su éxito de asistencia. Desde La llave azul hemos estado encantados de formar parte de esta edición, y esperamos que esto solo sea un punto y aparte en un vínculo que reanudaremos el próximo año.
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