Así, sin darnos cuenta cumplimos un año en la red.
Sin darnos cuenta. Literalmente.
Y es que el pasado 24 de octubre se cumplía un año de la publicación del primer artículo de éste blog, la crítica de la posteriormente oscarizada Argo. Y entonces es cuando decimos, porque de ésto sí nos damos cuenta, aquello de "¡Cómo hemos cambiado!".
Porque es indudable que, por suerte, La Llave Azul, ese blog que surgió de la cabeza de un chaval de, por aquel entonces, trece años (ahora catorce, el que os escribe) tras ver Mulholland Drive, ha experimentado cambios durante estos doce meses. Cambios visuales, editoriales... Cambios que han servido para que, poco a poco, La Llave Azul se haya ido desarrollando positivamente y ampliando su oferta. Pero, sobre todo, a título personal, me han servido para aprender. Para aprender y para desarrollar mi amor por el séptimo arte.
Durante éste tiempo varias personas han confiado en mí, se han fiado de mí, de un chaval de catorce años, y han apostado por éste blog, regalándonos sus textos, sus opiniones, destinando parte de su tiempo en la escritura de artículos que, en un principio, no leerían más de veinte personas y por los que no obtienen beneficio alguno. A ellos, a los que escribieron en nuestros breves inicios: Luis, Marcos (responsable en gran parte de que me picase el gusanillo de escribir sobre cine), Julu, Lluis, Juan Antonio, Javi... y, especialmente, a aquellos que escriben actualmente: Elena, Miguel, Sofia, Nacho, Alfredo, Bea. Gracias.
Gracias a ellos por atraverse a cubrir un festival de cine entero para un blog como éste, con toda la responsabilidad que ello conlleva, o, sencillamente, por cubrir los pases de prensa que se llevan a cabo en Madrid y que también conlleva la responsabilidad de escribir y entregar una crítica a tiempo. Gracias.
Amamos el cine y por eso os hablamos de ello. No somos periodistas ni pretendemos hacer sombra a la prensa tradicional, la cual, probablemente, es culpable de, ya no parte de nuestra cinefilia, sino de nuestro modo de expresión escrita y nuestras ganas de contaros cine. De hablaros de cine.
Gracias a las organizaciones de la Seminci y el Zinemaldia, por demostrar confianza en un blog joven como el nuestro y permitirnos la acreditación a sus festivales. Gracias a todas las distribuidoras que, poco a poco, han ido también confiando en nosotros, gracias por su atención. Especialmente agradecer al equipo de la extinta Alta Films, la primera distribuidora que nos dió de alta en su zona de prensa (cuando ni siquiera éramos La Llave Azul) y a la que siempre guardaremos un gran cariño desde este medio. Gracias a Nacho Vigalondo, por ser el primero que se prestó a ser entrevistado (con las dificultades y el novato entrevistador, con todo lo que eso conlleva). Y gracias a Filmin, por ayudarnos y apoyarnos. A todos ellos, debemos darles gracias además por compartir cine, contribuir a conservar el cine, el arte.
Porque el cine es un arte indispensable, el más bello y versátil, que debemos luchar por conservar (aunque algunos se empeñen en luchar por lo contrario). Y también para eso se creo éste blog para, de alguna manera, contribuir a la causa.
Tendríamos que agradecer a muchos tuiteros que me apoyaron personalmente, primero, y que apoyaron al blog después: cinemaadhoc, banacafalata (sin La Cabecita probablemente no hubiese existido éste blog), JaviL32, McFunezg, Trailersyestren, Lauramsolano, todos losExtras, rodasons, charlyr2d2, IgnasiM12, ccorleone... (¡y muchísimos más que se me olvidan!)
Agradecer por último a vosotros los lectores, que nos habéis hecho crecer un 200% en apenas dos meses. Vosotros, que nos leéis, que comentáis, que nos seguís y que también confiáis en nosotros. Gracias mil.
Tenemos mucho que ofrecer, muchos cambios por experimentar, muchas películas que ver y muchas cosas que contaros... Hay muchos blogs de cine, y muchos mejores que el nuestro, pero solo en La Llave Azul... Es todo una ilusión.
Viva el cine.
Y es que el pasado 24 de octubre se cumplía un año de la publicación del primer artículo de éste blog, la crítica de la posteriormente oscarizada Argo. Y entonces es cuando decimos, porque de ésto sí nos damos cuenta, aquello de "¡Cómo hemos cambiado!".
Porque es indudable que, por suerte, La Llave Azul, ese blog que surgió de la cabeza de un chaval de, por aquel entonces, trece años (ahora catorce, el que os escribe) tras ver Mulholland Drive, ha experimentado cambios durante estos doce meses. Cambios visuales, editoriales... Cambios que han servido para que, poco a poco, La Llave Azul se haya ido desarrollando positivamente y ampliando su oferta. Pero, sobre todo, a título personal, me han servido para aprender. Para aprender y para desarrollar mi amor por el séptimo arte.
Durante éste tiempo varias personas han confiado en mí, se han fiado de mí, de un chaval de catorce años, y han apostado por éste blog, regalándonos sus textos, sus opiniones, destinando parte de su tiempo en la escritura de artículos que, en un principio, no leerían más de veinte personas y por los que no obtienen beneficio alguno. A ellos, a los que escribieron en nuestros breves inicios: Luis, Marcos (responsable en gran parte de que me picase el gusanillo de escribir sobre cine), Julu, Lluis, Juan Antonio, Javi... y, especialmente, a aquellos que escriben actualmente: Elena, Miguel, Sofia, Nacho, Alfredo, Bea. Gracias.
Gracias a ellos por atraverse a cubrir un festival de cine entero para un blog como éste, con toda la responsabilidad que ello conlleva, o, sencillamente, por cubrir los pases de prensa que se llevan a cabo en Madrid y que también conlleva la responsabilidad de escribir y entregar una crítica a tiempo. Gracias.
Amamos el cine y por eso os hablamos de ello. No somos periodistas ni pretendemos hacer sombra a la prensa tradicional, la cual, probablemente, es culpable de, ya no parte de nuestra cinefilia, sino de nuestro modo de expresión escrita y nuestras ganas de contaros cine. De hablaros de cine.
Gracias a las organizaciones de la Seminci y el Zinemaldia, por demostrar confianza en un blog joven como el nuestro y permitirnos la acreditación a sus festivales. Gracias a todas las distribuidoras que, poco a poco, han ido también confiando en nosotros, gracias por su atención. Especialmente agradecer al equipo de la extinta Alta Films, la primera distribuidora que nos dió de alta en su zona de prensa (cuando ni siquiera éramos La Llave Azul) y a la que siempre guardaremos un gran cariño desde este medio. Gracias a Nacho Vigalondo, por ser el primero que se prestó a ser entrevistado (con las dificultades y el novato entrevistador, con todo lo que eso conlleva). Y gracias a Filmin, por ayudarnos y apoyarnos. A todos ellos, debemos darles gracias además por compartir cine, contribuir a conservar el cine, el arte.
Porque el cine es un arte indispensable, el más bello y versátil, que debemos luchar por conservar (aunque algunos se empeñen en luchar por lo contrario). Y también para eso se creo éste blog para, de alguna manera, contribuir a la causa.
Tendríamos que agradecer a muchos tuiteros que me apoyaron personalmente, primero, y que apoyaron al blog después: cinemaadhoc, banacafalata (sin La Cabecita probablemente no hubiese existido éste blog), JaviL32, McFunezg, Trailersyestren, Lauramsolano, todos losExtras, rodasons, charlyr2d2, IgnasiM12, ccorleone... (¡y muchísimos más que se me olvidan!)
Agradecer por último a vosotros los lectores, que nos habéis hecho crecer un 200% en apenas dos meses. Vosotros, que nos leéis, que comentáis, que nos seguís y que también confiáis en nosotros. Gracias mil.
Tenemos mucho que ofrecer, muchos cambios por experimentar, muchas películas que ver y muchas cosas que contaros... Hay muchos blogs de cine, y muchos mejores que el nuestro, pero solo en La Llave Azul... Es todo una ilusión.
Viva el cine.
Descubirmos el poder de amar. Y amamos. Y deseamos ser amados. Y buscamos el amor. Averiguamos cual era el color del miedo y entendimos que nuestro monstruo interior podía convertirse en nuestro mejor amigo. Luchamos y mientras luchábamos, crecíamos y mientras crecíamos, descubrimos que el azul no es un color frío como nos habían dicho, sino que es el más cálido de los colores. Aprendimos que cuando el viento se levanta hay que vivir, y paseamos por Madrid anhelando soñar entre celuloide. Y soñamos. Soñamos en blanco y negro y mientras soñábamos, vivíamos. Vivíamos aventuras, nos perdíamos en el mar... y en el espacio. Vimos el Ganges desde la luna, tocamos el cielo y bailamos al son de David Bowie sin dejar la oscuridad de un sótano. Sufrimos... para después reír a carcajadas. Nos sentimos infinitos, nos unimos, nos revolucionamos y sobrevivimos. Cambiamos. Vagamos sin rumbo por Mulholland Drive y descubrimos Paris sin salir de una limusina. Creímos en un posible renacer y entonces llegamos a entender el futuro. Vimos mutantes, extraterrestres, zombies de plastilina y brujas. Y los vimos de verdad. Y nos aterrorizamos. Comprendimos que el amor es inmortal y que no distingue de sexos ni clases, que la belleza está en el ojo que mira y que el arte es nuestro verdadero oxígeno. Nos superamos. Nadamos. Volamos. Gemimos. Lloramos. Cantamos. Supimos ver la emoción en el desastre y el arte en el escenario. Paseamos por una alfombra roja desierta, rodeados de rostros, flashes, luces de neón y clones perfectos. Nos abrazamos. Nos besamos. Sentimos que era nuestro momento. Nos dimos un festín y celebramos la vida sin especial motivo. Peleamos junto a robots gigantes, vivimos otras vidas. Quisimos viajar en cohete y lo conseguimos. Nos pusimos una máscara y, al fin, descubrimos que todo es un enrevesado juego de ilusiones. Que todo es una ilusión.
Y todo ésto en tan solo un año.
director de La Llave Azul
Lo que más me llega es el último gran párrafo sobre la ilusión. Precioso... sí, sin duda, eso es el cine. Enhorabuena, TZ
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