Vamos con un par de días de retraso pero la vida social y universitaria también priman...
Miércoles, 9h, Metro Manila de Sean Ellis es la candidata de Reino Unido para los Oscar, fue Premio del Público en el pasado Sundance, y se presentaba como uno de los platos más potentes de la Sección Oficial. Ví hace años la ópera prima del director: Cashback, película que me encantó y cautivó completamente, así que esperaba con ganas lo nuevo de Ellis. Y no ha decepcionado, en absoluto. Como presuponíamos, se trata de una de las piezas más fuertes del festival, una película digna de la Espiga. Metro Manila cuenta, en un principio, una historia, un drama, familiar. Óscar Ramírez junto a su esposa y sus dos hijas se ve obligado a emigrar a Manila en busca de trabajo. Las cosas no son fáciles y la familia sufre un timo que les deja sin dinero. Pero llega un momento en el que parece que la suerte cambia y Óscar encuentra un trabajo en una empresa de camiones blindados. Un compañero, al que considerará amigo, le ayuda en todo lo posible pero nadie hace nada sin querer nada a cambio. Óscar se ve envuelto, entonces, en una trama criminal, que no se esperaba, mientras su mujer vende su cuerpo a cambio de dar algo de comer a sus hijas. Estamos finalmente ante un thriller maravillosamente construido, ante un drama familiar y social, ágil, duro, y ante un perfecto reflejo de la sociedad y ciudad de Manila. Metro Manila lo tiene casi todo, resulta verdaderamente complicado sacarle pegas. Se estrena el mes que viene en España y os adelantamos que va a golpear muy fuerte. El final, para quitarse el sombrero.
A las 12h, I’m the same, I’m an other, película belga dirigida por Caroline Strubbe que pasó por el Festival de Toronto y una de las cintas más esperadas por mí. Se trata de una película muy compleja y críptica. Con apenas habrá un folio de "guión oral" y cargada de silencios, miradas, gestos y simbología… Una niña y un hombre. Apenas sabemos nada más, por lo que un elemento importante resulta ser la imaginación e interpretación de cada uno. Lo que sé es que me atrapó e intrigo desde el primer minuto hasta el final. Y no os puedo contar mucho más, aparte de que fue pateada, a mi juicio injustamente, cuando, por ejemplo, se aplaudió la indigna Presentimientos. Muy, muy difícil de valorar, y de muy larga digestión. A destacar, eso sí, que la interpretación de la niña (Kimke Desart) es la mejor del festival. Vello de punta.
Por la tarde, a las 16h era el turno de la palestina Omar de Hany Abu-Assad. Historia de amor y guerra que no acaba de cuajar en ninguno de los aspectos. Lejana y fría. Se enreda demasiado y al final no sabes lo que quiere contar, pierde credibilidad con subtramas y momentos en los que Omar parece ser Spiderman saltando en épicas persecuciones de edificio a edificio. Aún así, las interpretaciones son correctas y el final está bien construido. Se deja ver pero no encontramos esa joyita que premiaron y ovacionaron en Cannes.
Ya ha pasado el ecuador del festival y ninguna película ha causado un sentimiento de unanimidad. La cosa va a estar reñida. En la próxima crónica os hablaremos de Au Bout du Conte y Zéro.
redactora enviada a la 58 Seminci
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