Lunes. Pero no un es un lunes más. Hoy toca cine. Cine de autor. Cine de calidad. Cine en versión original. CINE. Así que me levanto de la cama con energía para afrontar las cuatro películas que tengo por delante.
Creo que nunca había visto una película a las 9 de la mañana… pero siempre hay una primera vez para todo. Me dirijo al Teatro Calderón para el pase de prensa de La Por (El miedo), la única película española que me faltaba por ver de las que compiten en la Sección Oficial (ya pudisteis leer en anteriores crónicas las opiniones sobre las otras dos, Presentimientos y Tots volem el millor per a ella). Dirigida y guionizada por Jordi Cadena, basada en una novela de Nuria Villazán“Lolita Bosch” que también participa en el guión.
Antes, un cortometraje a concurso, La Gallina del español Manel Raga, inspirado en el cuento homónimo. Un crudo cortometraje con una bonita fotografía pero que peca de resultar muy frío, en gran parte debido a su exceso de metraje. Muestra situaciones familiares muy duras como un padre todopoderoso subordinando a su mujer pero no acabamos de entrar ni creer en él. Siendo sincera, ya casi le he olvidado…
Empieza la película. No sé mucho de ella, no he visto nada del director, no sé que me espera. Un drama familiar, nada más. Los primeros minutos de la película se desarrollan sin apenas un guión, con planos largos muy enfocados, presentando una atmósfera sobria y fría. Un chaval está en la cama, escuchando como su padre, al que no vemos el rostro, se está afeitando. Su rostro nos preocupa, el chico está asustado. Su madre y su hermana también se encuentran en la cama, con la misma expresión en su rostro. Un lunar en el cuello, eso es todo lo que sabemos de ese hombre que se está afeitando. Abandona el hogar, y el resto de la familia se levanta. Han pasado unos diez minutos y ya estamos dentro de la película. Ya somos partícipes de esa familia. Ya sabemos que algo no va bien en esa casa. El hombre se ha olvidado algo en su hogar, entra de nuevo en ella y pasa de largo de los tres miembros de su familia, suelta un “¡hostia puta!” (Creo que son las primeras palabras que se pronuncian en el film) y vuelve a desaparecer. Sí, ya sentimos miedo. El título no podía ser más acertado. Resulta imposible pestañear durante los 76 minutos que dura la película. Vamos comprendiendo la situación que se da en ese hogar y nos sentimos uno más. Sufrimos con Manel, muy bien interpretado por Igor Szpakowski (uno de los protagonistas de la archiconocida serie catalana Polseres Vermelles y con el apellido más impronunciable de la historia), tememos por su hermana Coral y nos desgarramos con esa madre luchadora que lo único que desea es que sus hijos no paguen la ira de un padre sin corazón. Durante la película abunda el silencio, lo que ayuda a entrar en su oscura atmósfera. Personalmente me recordó mucho a Tenemos que hablar de Kevin, PELÍCULA (en mayúsculas) con la que he tenido pesadillas durante un año. La por (El miedo) resulta totalmente desgarradora hasta su final, en el que es imposible no acabar temblando. Me cuesta minutos recomponerme, voy más allá: creo que aún no le he hecho.
Aplauso y crítica un poco repartida. Existen las personas a los que nos ha encantado y conmovido, como es mi caso, y las que la acusan de forzada. Cuestión de gustos, pero, eso sí, desde aquí a todos los valientes que no han sentido miedo con ella os dirijo con cariño un: ¡no tenéis corazón!
Recojo los cachitos en los que mi cuerpo se ha fragmentado de la butaca del Calderón y me dirijo al Teatro Zorrilla para ver una película mexicana de la sección Punto de Encuentro (primeras y segundas películas de directores internacionales), Tercera Llamada ópera prima del director Francisco Franco Alba con gran repercusión gracias a sus trabajos en múltiples telenovelas mexicanas. Se trata de una comedia sobre un grupo de teatro que va a representar Calígula de Albert Camus. El teatro es vida, lo sabemos de primera mano en La Llave Azul ya que tanto Jesús como servidora somos “actores” en grupos teatrales (¡cómo para perdernos esta película!), y siempre surgen problemas: actores con mala memoria, al director no le convence el guión o la escenografía y se da cuenta en el último momento, personajes frustrados… en fin, la magia del teatro. Aquí tenemos todo eso e incluso, para rizar más el rizo, un grupo de emos que intenta pegar al equipo técnico. Divertidísima, la producción provocó carcajadas a tutiplén en la sala (repleta de gente, por cierto), ágil, viva, bien dirigida e interpretada… es decir, una comedia con la que es imposible no pasar un buen rato. También ayuda el vocabulario mexicano que tanto nos choca a los españoles. ¡No me chinguéis y si tenéis la oportunidad, vedla!
Al acabar la película me esperan en el Hotel Olid Melia el actor Javier Pereira y el director Rodrigo Sorogoyen para hablar sobre su filme Stockholm, que se presenta dentro de la sección Spanish Cinema. Pronto tendréis la entrevista exclusiva en el blog. Decir que se portaron muy bien conmigo, me trataron aún mejor y disfruté muchísimo entrevistándolos, desde aquí les damos muchísimas gracias de parte de La Llave Azul.
Por la tarde, llegaba una de las cintas más esperadas en el festival, Night Moves de la aclamada Kelly Richardt. Bien, pues primera gran decepción. Lo malo de ir a una película con muchas esperanzas es que si no se cumplen te sientes algo (o muy) decepcionada.
Pero antes, pudimos ver el cortometraje de animación en stop-motion: Hollow Land (Tierra Hueca) resulta desagradable visualmente. Además su dispersión argumental y que resulte tan críptico narrativamente hace que nos perdamos en sus intenciones y que ni sepamos, ni nos interese lo que quiere contar.
Tras éste cortometrja comenzó el pase de público de Night Moves. La película, que se fue sin premio de la pasada Mostra de Venezia, narra la historia de tres ecologistas que vuelan una presa y las consecuencias que tiene este acto. La fotografía es muy oscura, una cosa es que la historia se produzca de noche y otra que lo único que veamos en la pantalla sean un par de sombras de cara higo Jesse Eisenberg. Ojo, que a mí este chico no me disgusta para nada pero no hay quién le vea cultivando brócoli ecológico. La otra parte del trío ecologista tampoco es que cuadre mucho en el papel, soy muy fan de Peter Sarsgaard pero el personaje que interpreta en el film estadounidense es tan soso que ni aunque lo interpretara desnudo me hubiera gustado, y prácticamente lo mismo ocurre con el de Dakota Fanning. El reparto no es acertado, la película se hace larga y pesada, también dispersa ya que se centra poco en la historia que quiere narrar y le da más peso a lo visual… cosa inentendible cuando quieres contar un hecho que podía ser bastante jugoso. En fin, hablando pronto y bien, un rollete y una profunfa decepción. No hubo aplausos y la urna en la que el público vota estaba repleta de unos y doses (sobre cinco).
Mal sabor de boca, pero parece que aún nos queda uno de los platos fuertes del festival: Short Term 12. Y sí, lo es, ya os lo adelanto. Short Term 12 es un centro de acogida para jóvenes desfavorecidos en el que trabaja una pareja interpretada de manera maravillosa por Brie Larson y John Gallagher Jr. Una pareja de las que a mí me gustan: modernos, sencillos, cotidianos, con las típicas tonterías de jóvenes enamorados y con problemas propios que no saben bien cómo afrontar. La película nos presenta a los chicos del centro, de algunos sabemos más, de otros menos… pero vemos sus rostros y enseguida nos encariñamos con todos. Una chica nueva llega al centro, Jayden, a la que Grace (Brie Larson) intenta ayudar y ubicar. A través de ella, Grace va viendo reflejado su pasado con el que aún no se ha atrevido a luchar, y se da cuenta de que quizá ahora sea el momento. Sonreímos con algunas de las ocurrencias de los chavales del centro y sufrimos con los que lo pasan mal. Pero... ¿Qué hay mejor en una película que ser cómplice tanto de lo bueno como de lo malo? Es un drama sí, pero un drama con un regusto y un mensaje muy esperanzador. Sencilla y modesta producción indie que logra trascender hasta lo más hondo del corazón, la sala la ovacionó dos veces (ya pasó esto en el pase oficial de prensa) y la urna estaba repleta de cincos. Una maravilla y una de las apuestas más fuertes para la Espiga de Oro, y no sólo en película sino también en actriz y director (el joven Destin Cretton). Va a dar muchísimo que hablar.
Antes de Short Term 12 se presentó el cortometraje canadiense, también, animado Gloria Victoria que nos presenta una sucesión de bellos trazos pictóricos y piezas musicales para deleite de nuestros sentidos. Más allá de como ejercicio de estilo, nos causa algo de indiferencia.
Un balance muy positivo para el lunes. Mañana seguimos con los biopics Papusza, y Marina y repetiremos la española Stockholm.
¡Aún nos queda mucho cine por delante!
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