Entrevista | Chema Rodríguez y Javier Pereira | 'Anochece en la India'

"Anochece en la India es un viaje desde la oscuridad hacia la luz"

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Ayer viernes se estrenó en cines Anochece en la India, una de las protagonistas del último Festival de Málaga, donde ganó los premios del mejor actor, para un impresionante Juan Diego, y mejor montaje. Una atípica road movie que nos habla de cómo Ricardo, un antiguo hippie parapléjico, emprende con su asistenta rumana el que puede que sea el último viaje de su vida. El pasado lunes en Madrid hemos contado con la presencia de parte del equipo, y hemos podido hablar con su director, Chema Rodríguez, y el actor Javier Pereira, que tiene un pequeño papel en la película.

Para empezar, ¿cómo fue el proceso para crear la película?

CHEMA: Anochece en la India está basada en un libro que escribí en 2003, cuyo protagonista era Lorenzo del Amo, un tipo que llevaba hippies a la India en los años 60-70, y en los 80 tuvo un accidente en el río Níger en África y quedó parapléjico. Era alguien con una energía y una fuerza brutal. Lo que cuenta la película es lo que yo me imaginé que ocurriría si Lorenzo, acompañado por su asistenta, decidiese hacer de nuevo ese viaje y volver a la India en su estado actual. Y así surgió la historia. Luego todo lo demás fue llegando; pensé en Juan Diego desde el primer momento, y cuando vi a Clara Voda en Si quiero silbar, silbo (2010), me imaginé lo que podrían ser juntar a un actor tan explosivo como Juan Diego y con una vida tan interior como Clara. Cómo juntar a estos dos personajes en una historia y en un guion que tuviese el recorrido de un viaje desde la oscuridad hasta la luz.

¿Cómo consigues la financiación para llevar a cabo tu idea?

CHEMA: El viaje de financiar y producirla ha sido más grande que las aventuras de la propia película. La película se planteó desde el principio como una coproducción internacional con Rumanía, Suecia, etc. Hubo un momento que teníamos todo lo que queríamos, estaba muy bien financiada, porque a la gente que tenía que poner dinero les gustaba. Y así empezamos a rodar. Pero a mitad de rodaje, el productor quebró y parte de las subvenciones que teníamos se vinieron abajo. Y como consecuencia de que los demás elementos de la financiación estuvieran a nombre del productor que quebró, todos esos documentos y contactos no valían para nada. Entonces hubo que levantar la financiación, me quedé sólo en mitad del océano, no podía tirar para atrás porque no habíamos gastado ya el 80% del presupuesto en el rodar la parte más barata. Sería muy largo contar como fue el proceso de volver a conseguirlo, pero fue gracias a la ayuda de mucha gente, de muchos amigos. Ha sido duro, pero no conozco ningún viaje que merezca la pena que no lo sea. Y por fortuna está acabando bien, porque las posibilidades en todo el proceso de que no hubiese película fueron muchas. Y al final la terminamos, es una película digna, ha ganado premios…

JAVIER: Y se estrena en cines.

¿El hecho de que tenga parte de producción rumana ha influido a la hora de que el personaje femenino sea de ese país?

CHEMA: Primero conocí a Clara, vi que puede hacer un tour de force muy interesante con el personaje de Ricardo, y a partir de ahí ya planeamos la coproducción. No es un proceso complicado. Escribí a los doce productores más importantes de Rumanía, contestaron cinco, y de ellos, a dos les interesaba. Al final el Ministerio de Cultura Rumano aportó 200.000 euros, y estamos todos muy contentos de haber conseguido eso.

Hablando de Clara, su personaje de Dana es igual de fundamental que el de Ricardo. ¿Cómo fue el trabajo con ella?

CHEMA: Cuando la conocí no hablaba español, pero tiene una capacidad brutal para aprenderlo. Aunque yo no quería que al final lo hablara también que ni se notara que era rumana, porque en la película se supone que sólo lleva unos meses en España. Así que empezó a estudiarlo un poco tarde, en el Instituto Cervantes de Bucarest. Todos nos hemos hecho muy amigos de ella porque es encantadora. La Dana que se ve en pantalla no tiene nada que ver con Clara, es muy divertida y graciosa. También tiene una enorme capacidad para trabajar los silencios, eso en el cine rumano se trata muy bien.

Javier, ¿tú estabas desde el principio en el proyecto?

JAVIER: Sí, todo vino a raíz de que estuvimos a punto de trabajar junto hace unos años en una película, pero no salió adelante y no pudo ser, y en ésta nos apetecía. Es un personaje pequeño, pero yo estoy orgulloso y encantado de colaborar, y de apoyarnos mutuamente. Se intentó que el personaje reapareciera en la India, pero al final se salía de la trama principal y no venía a cuento.

CHEMA: Lo que pasaba es que el personaje te pide de verdad volver a salir, e intentamos ver la manera de hacerlo, pero era muy forzado.

¿Cómo ha sido trabajar con Juan Diego? ¿Qué te ha aportado?

JAVIER: Es un placer trabajar con uno de tus referentes, que es uno de los actores más grandes que tenemos ahora mismo en España, y poder disfrutar de él haciendo ese personaje tan característico, en el que se esfuerza tanto física como emocionalmente. Y además es muy generoso con los compañeros. Se aprende mucho, son unas clases magistrales gratuitas.

Chema, ¿qué tenía Juan Diego para que pensaras en él desde el principio para el papel?

CHEMA: Una película en la que me encantó era Vete de mí (2006), y en ella me parecía tenía mucho de lo que yo quería también para Ricardo. Esa capacidad de ser una especie de Clint Eastwood en Gran Torino (2008). Juan Diego tiene una oscuridad en la mirada que es estupenda para hacer comedia, y una capacidad para el gag que es buenísima para el drama. Es esa capacidad para, en una misma secuencia, estar en dos territorios que no están ni el guion.

¿Cómo se convence a Juan Diego para un papel con tanto esfuerzo físico?

CHEMA: Yo creo que en la pantalla no se llega a percibir el esfuerzo físico que hace. Sólo hay un plano en toda la película en el que tiene un especialista, que es en el que se tira desde el barranco a la parte de arriba de la furgoneta. Pero todo lo demás lo hace él personalmente, y a punto estuvo de hacer esa también. Tiene una fuerza interior brutal, más energía que cualquiera de los que estábamos en el rodaje. Es brutal en lo físico y en lo emocional. Hay secuencias un poco cómicas pero que él, con un silencio, las lleva a otro territorio más oscuro, o viceversa.

¿Una silla de ruedas dificulta mucho un rodaje?

CHEMA: Para el actor sí. Lo que pasa es que él estuvo meses antes con la silla, iba hasta a la compra con ella. Cuando llegas al rodaje con ese nivel de preparación, parece que no es dificultoso. Y de hecho no lo es especialmente. Pero a Juan Diego sí le costó. Hacía ejercicios de subirse y bajarse de la silla, etc. Pero es un profesional impresionante. Imagino que cualquier cosa que se le pida lo hará con la misma obsesión y con la misma energía.

¿Rodasteis realmente en todos los países en los que se desarrolla la película?

CHEMA: Sólo hemos rodado en India, Turquía, Rumanía y España. Lo que se ve de Irán está rodado en India y en Almería. El desierto de Almería es un escenario estupendo, no es de extrañar que en los años 70 y 80 vinieran aquí a rodar películas del Oeste. Toda la parte final está rodada allí, y no fue por cuestiones económicas; de hecho nos salía más caro que hacerlo en India, pero es que visualmente no era lo mismo.

¿Y hubo muchos problemas a la hora de rodar en India?

CHEMA: Sí, el rodaje en la India fue complicado, sobre todo por cuestiones culturales. Yo estuve tres años haciendo casi una veintena de viajes a la India para preparar la producción. Y un mes y medio antes de empezar a rodar tuve que despedir al productor indio, porque no nos entendíamos. Por fortuna, contactamos con el Ministerio de Cultura de allí, y nos pusieron el contacto con el director de localizaciones de Slumdog Millionaire (2008). Le dije exactamente lo que había y nos entendimos muy bien. Tuvimos esa suerte. Pero cuando empezamos a rodar, ellos estaban acostumbrados a un equipo de arte que son veinticinco personas, y allí éramos cuatro. Eso les costaba.

Puede que uno de los aspectos más interesantes de la película sea que no se trata de aleccionar sobre el tema del suicidio asistido…

CHEMA: No quería que fuera una película sobre ese tema, pero está ahí de fondo, y es lo que yo pienso al respecto. Ricardo es un hombre perfectamente que podría seguir viviendo unos meses o unos años, pero él toma esa decisión, como otra mucha gente. Durante todo el proceso estuvimos en contacto con la Asociación de Derecho a Morir Dignamente. Estuvimos hablando, leyeron el guion, les pareció bien, Juan Diego fue allí… Si la película no va exclusivamente de eso, sí que quería que esa parte de la trama estuviese bien hilada y no cometiéramos ningún fallo importante, porque es un tema delicado.

Javier, la semana pasada estrenaste La sangre de Wendy, esta semana Anochece en la India, ¿cómo estás viviendo este buen momento, unido al reciente Goya al mejor actor revelación (a pesar de que llevas mucho años trabajando)?

JAVIER: Esto son rachas. La sangre de Wendy la rodé hace un año, y Anochece en la India hace 2 años y medio, antes incluso que Stockholm (2013). Luego ha coincidido que se han estrenado más o menos juntas. Con respecto al Goya, todo parte de las normas que ahora se han dicho de que la primera vez que estás nominado vas a revelación, da igual las películas que hayas hecho. Yo ni contaba con eso, pero me ha llegado y estoy encantado.

¿Qué es lo que más te interesa de un proyecto? ¿En qué te gustaría trabajar?

JAVIER: Lo importante es que me guste la historia y el personaje, luego me da igual que sean grandes o pequeños presupuestos. Hay algo que me apetece que es el verso, aunque no se trabaja mucho en teatro o sobre todo en cine, y me encantaría, desde La vida es sueño, Lorca, Shakespeare…

Chema, tu tienes una carrera importante como documentalista. ¿Cómo ha sido dar el salto del documental a la ficción?

CHEMA: Para mí es un salto natural. Cuando hago documental siempre utilizo técnicas de ficción, porque cuando hay personas de por medio, para que pueda funcionar y narrativamente al público le pueda atraer, tienes que jugar con la ficción. Y al hacer ficción, me gusta el término “cine de lo real”, en el cual utilizas la realidad para nutrirte. Ahora la siguiente película que estoy pensando se rueda en Guatemala, y es una ficción pero hay mucha realidad metida. No los veo como dos mundo radicalmente distanciados. Se trata de contar historias, y cada historia requiere unas herramientas y unos ingredientes distintos.

¿Nos puedes hablar un poco más de ese próximo proyecto en Guatemala?

CHEMA: Se llama '7 horas', es muy pequeñita y bajo presupuesto. Está basada también en una historia real, con un trasfondo muy duro, que es la guerra en Guatemala, sobre un niño robado que vivió durante tres años con el hombre que mató a su familia. Pero en realidad la historia es la relación entre el niño y su madre adoptiva. Es una película divertida pero a la vez tierna y emotiva, y la rodaremos en medio de la montaña.

Aunque Anochece en la India está basada en un libro tuyo y coescrita por ti, también han intervenido en el guion David Planell y Pablo Burgués. ¿Esta nueva película también va a ser así, o va a estar escrita solo por ti?

CHEMA: Normalmente, con los guiones escribo una primera versión, luego una segunda y tercera, y a partir de ahí busco a alguien que complemente. El proceso de una película empieza en el guion, y me parece muy importante que intervengan distintas personas con sensibilidades que puedan a aportar elementos. Es ahí donde empieza el proceso de recreación. Eso, junto con los actores, el director de fotografía, etc. es la auténtica autoría. Me pone muy nervioso cuando se dice “Una película de…”, ya que una película, creativamente, es, como mínimo, de una docena de personas.

Esta no es tu primera película en Guatemala, y también has hecho alguna película en Mongolia, ahora la India… ¿Qué te aportan las historias de fuera de España?

CHEMA: Rodamos una aquí y no se estrenó, así que debe ser por eso (Risas). Me encantaría que se me ocurrieran historias aquí al lado de la puerta de mi casa, pero no me sale. Lo de Guatemala tiene un cierto sentido, mis primeros documentales fueron allí, y hacer una ficción allí me facilita el proceso de financiación. Y es un lugar que conozco y me gusta mucho. Es un país impresionante, pequeñito, pero con unos paisajes y unas historias brutales.

Entrevista realizada en los Cines Renoir Princesa de Madrid,

el 7 de Abril de 2014,

por Sofia Pérez Delgado.
 

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