El último viaje.

Con dos importantes premios en el recién terminado Festival de Málaga bajo el brazo se estrena en cines Anochece en la India. Una road movie de liberación protagonizada por un inmenso Juan Diego y por la rumana Clara Voda. 

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Continúa el estreno en cines de trabajos representantes del último Festival de Málaga. En el caso de la película que nos ocupa esta semana además, Anochece en la India, llega avalada por sus premios al mejor actor y montaje. Se trata de la última película de Chema Rodríguez, consolidado realizador de documentales (ha estado presente en numerosos festivales, entre ellos el de Berlín, donde ganó el segundo premio de la sección Panorama con Estrellas en la Línea -2006-), en la que lleva su habitual mirada multicultural al terreno de la ficción. Ricardo en un hombre en silla de ruedas que añora su época hippie de juventud. Unos años en los que viajó a la aventura por todas partes y conoció a gente fundamental en su vida. Un buen día decide hacer el camino por carretera que separa España de la India, como última oportunidad de disfrutar del tiempo que le queda. Al no poder hacerlo solo, contará con la ayuda de un chico al que contrata, y de la que ha sido su asistenta en los últimos meses, Dana, una mujer rumana con un pasado oscuro, a la que la idea de Ricardo le parece una locura.



Anochece en la India es una road movie que no sigue los parámetros de su género, ya que, al igual que pasaba en la reciente Nebraska (2013) de Alexander Payne, estamos ante un viaje que por circunstancias queda detenido, más tarde reanudado, y finalmente transformado. No nos encontraremos por tanto con una historia como tantas de descubrimiento y redención. El viaje provocará cambios en los personajes, pero no de la manera moralista y aleccionadora que cabría esperar. Realmente los patrones que sigue la película son los del cine americano independiente actual, desde la relación entre los protagonistas hasta el estilo y el uso de las canciones. Destacables son la fotografía de Juan González y Alex Catalán (responsable visual este último de Camino -2008- o También la lluvia -2010- entre otras), qué ilumina la oscuridad interna de los protagonistas, y la música original de Hans Lundgren, la cual se adecúa perfectamente a cada localización del viaje en la que se encuentran.



Se trata de una película fundamentalmente de personajes, y la fuerza reside en el dúo formado por Juan Diego y Clara Voda. La frialdad y dureza de la rumana contrastan con la visceralidad del español, que ofrece un registro muy diferente al que nos tenía acostumbrados en sus últimos trabajos. Dos polos opuestos condenados a entenderse (¿y a quererse?), que se entregan al mismo nivel emocional, aunque no sería justo dejar de recalcar el enorme esfuerzo físico de Juan Diego. El resto de personajes no pasan de ser puramente anecdóticos, como el de Javier Pereira, que no es más importante que del sobrino de Dana o el de la chica sueca a la que recogen.



De manera más o menos casual, llegan a la cartelera la misma semana dos películas que hablan de un tema controvertido como es el del suicidio asistido, y aunque lo hacen desde distintas perspectivas, el punto de vista parecido. Anochece en la India y Miel, de Valeria Golino, dejan el camino abierto, para que el espectador saque sus propias conclusiones, centrándose en la exaltación de la libertad, libertad para hacer lo que uno desee. Para morir, y para vivir. Sin embargo, la película de Chema Rodríguez divaga más que la italiana, y acaba rematada de una manera algo alargada y extremista, casi al estilo de un western crepuscular, como si el director no tuviese claro cuando ponerle el punto y final. Aun así, Anochece en la India va más allá de sus buenas intenciones y, sin ser redonda, ofrece un interesante y cuidado panorama de un viaje, principalmente interno.

Anochece en la India (España - 2014) | ★★½ | Ya en cines | Una reseña de Sofia Pérez


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