Entrevista | Hirokazu Koreeda | 'De tal padre, tal hijo'


Durante la visita a Madrid del director de cine japonés Hirokazu Koreeda con motivo de la presentación de su última película, La Llave Azul tuvo la oportunidad de realizar una entrevista en la que el artista nos desvela las claves de De tal padre, tal hijo y de su filmografía en general.
En 'De tal padre, tal hijo' vuelve usted a tocar el tema de la infancia con una delicadeza y maestría impresionantes pero al mismo tiempo de una forma ciertamente desoladora. ¿Qué le lleva a retratar esta etapa de la vida de una forma en la que la tristeza está, por así decirlo, tan presente? 
Bueno, en este caso en concreto la película está centrada en torno a la figura del padre. Aquí lo que se cuestiona principalmente es si la relación padre-hijo se concreta por lazos de sangre o por una cuestión de tiempo. Es cierto que en mis anteriores obras el tema de la infancia está tratado desde el punto de vista de los niños en las que puse cierto empeño por retratar estos momentos con dureza. En cambio, en el caso de “Like Father, Like Son” mi intención no era tanto eso como contar la historia desde el punto de vista del progenitor para, al mismo tiempo, poder incluir mis propias experiencias como padre. 
Una de las cosas que más me sorprendió del film es el hecho de que frente a semejante situación los niños parecen actuar con mayor sensatez que los adultos. Parece incluso que los adultos son los verdaderos niños. ¿Cree usted que la infancia implica cierta madurez o por lo menos mayor claridad a la hora de enfrentarse a situaciones de este tipo? 
Ciertamente en ocasiones el comportamiento de los adultos es muy cuestionable, y es necesaria la claridad que implica ser niño para hacernos entrar en razón. En la película el personaje del padre está confuso por el concepto de la paternidad y las consecuencias que esta implica. Nuestro protagonista está cegado por los acontecimientos y no es capaz de medir la importancia de sus acciones ni pensar con claridad. Es por ello que los niños parecen adoptar una postura más razonable, más lógica: sus padres son las personas que les han cuidado desde que nacieron. No importa nada más. 
El asunto planteado en la película por desgracia no es poco habitual. ¿Cuál fue su inspiración a la hora de llevarlo a la pantalla? ¿Ha conocido de primera mano algún caso parecido? 
La temática principal que quise tomar desde un principio es la relevancia de la relación paternofilial, es decir, cómo un padre va construyendo poco a poco la relación con su hijo. El objetivo principal era describir la talla real de ser padre, la importancia de la paternidad. Una vez escogido el tema, decidí ir un paso más allá y explorar un asunto tan espinoso como es la fundamentación de esta relación: si se concreta por una cuestión de sangre o de tiempo. Para ello escogí un caso real de intercambio de hijos que tuvo lugar en Japón hace 40 años. Realicé estudios intensivos de libros relacionados con el tema, evaluaciones de los registros del juicio… Por tanto hay un acontecimiento que se tomó como inspiración, a partir del cual la película fue tomando forma. 
La familia es un tema presente en toda su filmografía, al igual que en el caso de Yasujiro Ozu. ¿Cree que el cine de Ozu ha influido en su forma de concebir historias? ¿Hay al mismo tiempo algo de autobiográfico en ellas? 
En mi opinión la influencia proviene en un mayor grado de mi propia vida. Realmente existen muchas comparaciones entre mi obra y las películas de Ozu y sé que puede que haya algo en común, en especial en lo relativo al tema familiar, que tiene una gran continuidad desde su época hasta la actualidad. Pero realmente cuando trabajo no soy consciente de haber tomado como influencia la obra del maestro Ozu. La importancia de la familia en la cultura japonesa es un hecho y por tanto es natural que tengamos un esquema parecido o similar en ciertos términos. Pero no es algo en lo que piense habitualmente a la hora de rodar. 
¿Le resulta difícil trabajar con niños o por el contrario un alivio? 
Es realmente divertido (risas), pero también es cierto que requiere una gran cantidad de tiempo ganarse su confianza y que me permitan grabar con ellos. Hace falta mucha paciencia y calma. 
En el caso de esta película, ¿ha sido la espontaneidad un factor clave? Es decir, ¿han proporcionado los niños momentos no preconcebidos en el guión? 
La verdad es que sí, sobre todo por parte del joven actor que interpreta al hijo del electricista. Si has visto la película sabrás que durante la misma no para de repetir “oh my god” y preguntar “¿por qué?”. De hecho, cuando vino al casting me preguntó por qué se tenía que sentar en la silla que le estaba señalando. Era un niño muy interesante, pero al mismo tiempo muy difícil y en un primer momento pensamos que podría generar ciertas complicaciones a la hora de rodar. Finalmente decidimos apostar por él y fue una suerte, ya que proporcionó a la película esas dos frases que no estaban en el guión y que aportan riqueza a la esencia de la historia. Además, gran parte del éxito de la película proviene de la espontaneidad y la ternura de estas dos frases.
En el caso del resto de los niños, no tengo anécdotas tan “sonadas”, pero también proporcionaron momentos espontáneos. Al fin y al cabo son niños. 
Para finalizar, ¿tiene algún nuevo proyecto en mente? 
Sí. (risas) No quiero revelar mucho, pero en este momento tengo tres ideas que estoy desarrollando, de las cuales una ya está escrita. Narra la historia de una familia pequeña y espero poder rodarla el año que viene.
Gracias a Golem Distribución por concedernos ésta entrevista y por vuestro excepcional trato.

redactor de La Llave Azul | Madrid 

0 comentarios:

Publicar un comentario