Ya en pleno ecuador de esta décima edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla nos encontramos un día muy variado, tanto en temática y género como, sobretodo, en forma de tratar el propio cine. Nos pudimos encontrar con una comedia juvenil original y desenfrenada de origen sueco, un drama social en ela Georgia del 1992, un film danés centrado en el mundo del crimen con toques "shakespearianos" y una película alemana, que pasó por la pasada Mostra de Venecia, capaz de unir los estilos de dos grandes realizadores como son Lars Von Trier y Michael Haneke. Comenzamos el día con We are the best!
Unas niñas punk en los 80’s deciden formar una banda con la ayuda de una chica de su edad que es cristiana. ¿Cómo de bien te suena eso? A mi después de ver películas como Stray Dogs, esta comedía me sabe a gloria. We are the best! dirigida por Lukas Moodysson, realizador de obras tan dispares como Together o Lilya 4-ever, nos sorprende con un comedia muy arriesgada. Se trata de una agradable sorpresa en general, pero me gustaría destacar la división en dos partes que contiene la película. Es una separación no sólo en cuestiones cualitativas sino también en cuestiones que afectan al modo de contar y tratar dicha historia.
Durante la primera parte el largometraje sueco conforma una obra completamente fresca, original, única y ante todo, absolutamente divertida. Es curioso observar el casi anecdótico número de películas cómicas que se presentan en festivales como en éste festival, siendo ésta (junto con el filme inaugural Tres Bodas de Más, de Javier Ruiz Caldera) la incursión más abiertamente cómica de la Sección Oficial. Otro punto a destacar del filme es la incursión amplia de mujeres en el reparto principal, algo realmente desgraciadamente extraño en los tiempos que corren. Pero no solamente por ello las actrices principales destacan, el trío de pequeñas brilla por su apasionada actuación. Además, sus personajes poseen un gran gusto musical que dota a la película de una gran tracklist.
Pero entonces llega esa segunda parte. La rotura de tópicos del cine infantil que fue uno de sus principales virtudes, desaparece para abrazar al tópico más mundano. Todo ello con la aparición de unos niños que generan así una trama romántica que supone una lástima de fractura narrativa. Las protagonistas dejan de ser unas niñas divertidas para resultar pesadas y anodinas. Por suerte, Moodyson vuelve a tomar las riendas de su filme en un final que consigue retomar el vuelo y el buen ritmo de la primera mitad con una divertidísima catarsis de personajes. Por ello el principal problema, que ocupa la mayoría de la susodicha segunda parte, es la prescindible y tan poco interesante como poco coherente trama de los chicos. Por lo demás la película llega a ser muy entretenida y constituye una gran comedía que proporciona un par de horas de buen rato cinematográfico.
La segunda película del día, In Bloom podría ser perfectamente la película sensiblona del festival. La primera película del dúo constituido por Nana Ekvtimishvili y Simon Groß, aunque ellos habían trabajado juntos antes en otros cargos, narra la historia de dos amigas en Georgia que se enfrentan a un paisaje en guerra. La película comienza cuando el novio de una de éstas chicas le da una pistola a su pareja en una escena contundente y estremecedora.
El público salió de la sala comentando lo bella que les pareció la experiencia. Comprendo esa idea de belleza con esas protagonistas tan interesantes. Las situaciones que viven y se retratan denotan simpatía, destacando la escena de la maestra con sus alumnas que consigue mezclar el drama y la comedía de forma magistral. Por desgracia, tras éstos destellos de brillantez la película se convierte en la repetición constante de sus propios cánones. Y es que esa es la definición de In Bloom, un constante ir y venir entre el drama y la comedía cuya propia repetición técnica termina por quemar la película georgiana.
Se denota cierta cobardía al contar una historia dura coqueteando más con el humor "suavizante". Es tanto así que al final, cuando solo queda el drama, la película acaba dejando un sabor de narración incompleta, de medias tintas. La unión entre drama y comedia es una jugada defendible y completamente válida pero en In Bloom no resulta, ésta, una técnica limpia sino más un recurso ciertamente manipulador. Soy de los pocos que salieron algo insatisfechos del pase, todo hay que decirlo, pero seguiré defendiendo y debatiendo mi idea.
Con toques cercanos a obras "shakesperianas", llegó Northwest, una de las sorpresas más agradables del festival. Como en las grandes obras del autor inglés, los personajes son conocidos más por sus defectos que por sus virtudes. En este caso cada papel resulta ser, gracias a esa decisión, muy humano. Por ello e incluso por mantener la famosa estructura de cinco actos, podemos denotar esa copia o más bien homenaje al mítico dramaturgo. Lo realmente importante, más allá de debatir si estamos ante una copia o ante un homenaje, es la eficacia del producto del cual hablamos. ¿Funciona? Con creces.
Caspar, se encarga de realizar robos de poca monta, pero necesita más dinero y poder. La evolución de los personajes en esta película se basa en la demostración de cómo son realmente ellos, en una rotura de máscaras y en prescindir de falsas apariencias, excepto en el caso del hermano del protagonista que es un claro ejemplo de las consecuencias de los importantes errores cometidos en el pasado por Caspar. La ambición excesiva, el crimen, el defecto de los protagonistas adquiere cada vez una mayor trascendencia y se hace más tangible a medida que transcurre el metraje desde un inicio en el que ésto meramente se intuye.
Es una pena que los actores y la dirección no puedan resolver tan bien su actuación como lo hacen el guión y la propia historia. El ritmo agarra al espectador con un tempo apagado que no aburrido. Sin embargo el apartado visual decae resultando muy descuidada y sucia. Ya sea en la fotografía, en los planos o en las decisiones estéticas observamos que visualmente el largometraje danés está muy poco inspirado. Resulta una lástima que una obra compleja y prácticamente completa se haga pequeña y pase desapercibida por unos problemas de, concluimos, presupuesto que la aleja de conformar una cinta de envergadura impresionante para acabar siendo un filme estimulante pero con patentes y apreciables fallos.
Para terminar el día por todo lo alto, pude visionar The Police Officer’s Wife. Esta película quedara en mi memoria como una sesión especial que consiguió echar de la sala a los miembros del jurado oficial, menos a una de ellas que justamente se sentó a mi lado, y a más de la mitad del público de la sala. Personalmente veo el irse de la sala como una falta de respeto al director, discutible en el caso de que seas un espectador normal que ha pagado su entrada, pero siendo juez y sabiendo que debes valorar justa, objetiva y completamente esta película, no lo considero un acto justo. Y menos cuando, como en ésta caso, la película en absoluto merece una huida en masa como la producida.
Con una mezcla perfecta entre Von Trier y Haneke, siendo el tratado del ser humano de ambos el compartido por el director de éste filme alemán, nos presentan a una familia normal: Mujer, marido e hija. Definir qué es lo oscuro de ella me parece un spoiler tan grave como contarte su final. Debes dejarte influenciar por la obra y adentrarte en esa pequeña realidad, una realidad condensada en un hogar, en un espacio. Solo tengo elogios para los tres impresionantes intérpretes que realizan un complejo trabajo consiguiendo que tanto los bueno como los más tensos y crudos momentos resulten completamente verosímiles.
La historia se divide de manera atípica en sesenta interesantísimos capítulos. Difiero arduamente con muchas críticas leídas que se refieren a esta división como algo meramente estético y que crea partes totalmente vacías ya que opino firmemente que cada capítulo sirve para crear, formar y alimentar una idea, una interpretación, una opinión en el espectador. El primer capítulo es una serie de planos de un bosque algo que sirve para situar a los personajes en un ambiente rural, en un hogar clásico, una función tan sencilla como atmosférica y necesaria. Todo ese tipo de ideas son francamente sencillas y no demasiado enrevesadas por lo que te ayudan a digerir y analizar la muy potente cinta de manera más fácil y escalonada. Escenas tanto de creación de personajes, alegorías utilizando el entorno, relaciones entre los personajes y futurismos entre otros. Durante momentos llega a ser un autentico film de terror, una cinta bellamente rodada y de extraordinaria y pesimista dureza. De lo mejor que podía dar este festival, una pena que haya sido tan poco apreciada.
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