"Yo era rígido y frío, yo estaba tendido sobre un precipicio; yo era un puente. En un extremo estaban las puntas de los pies; al otro, las manos, aferradas; en el cieno quebradizo clavé los dientes, afirmándome. Los faldones de mi chaqueta flameaban a mis costados. En la profundidad rumoreaba el helado arroyo de las truchas. Ningún turista se animaba hasta estas alturas intransitables, el puente no figuraba aún en ningún mapa. Así yo yacía y esperaba; debía esperar. Todo puente que se haya construido alguna vez, puede dejar de ser puente sin derrumbarse."El puente, de Franz Kafka.
Suena un golpe. Seco y contundente. Un golpe de esos que dejan marca y cuyo eco retumba durante días y días. Es Gente en sitios, un filme magnético, arriesgado y totalmente marciano que ambiciona con quebrantar los más profundos (y clásicos) mecanismos y estereotipos del cine nacional. Un filme, nos guste o no, importante. Y fruto de ese golpe, como eco - quizá involuntario - surge la totalmente coral #Sequence, más tímida, menos ambiciosa pero de indudable y revelador interés.
Dos películas que encierran un enérgico y atrevido poder artístico y que se erigen como abanderadas de los nuevos, y en alza, modelos de distribución. La primera llega mañana día quince a Filmin y tiendas tras un estreno en cines (el pasado día veinte de diciembre) no exento de apoyo gracias a una curiosa (casi) viral campaña de publicidad en las redes sociales y de una promoción, cuanto menos, insólita: por el precio de una entrada regalaban una cerveza y un vale de visionado en la plataforma VOD antes mencionada. La segunda, puesta a disposición de los espectadores de manera gratuita, también en Filmin, después de ser presentada dentro de la iniciativa "El día más corto", ¿su principal característica? fue rodada y montada en apenas 24 horas y bajo la tutela de la plataforma #littlesecretfilm. Dos caleidoscopios de una España borrosa, desconcertante y cada vez más indescifrable que pelean por elevarse como ese "nuevo cine español" que muchos tratan de proclamar. ¿Es, de verdad, nuevo?
Gente en Sitios se alza como una voz múltiple que comprende contrarios colores, texturas no afines y rocambolescos personajes antagónicos, antiheroicos. Personajes perdidos en sitios tan conocidos que resultan surrealistas, bucólicos o laberínticos. Lugares sin límite alguno: polígonos, pisos, desguaces, restaurantes en los que no existe el espacio sino el vacío, dónde las líneas y las fronteras arquitectónicas se funden con la figura de los individuos, se hacen imperceptibles. Lugares, vacío, cemento que permanecen inmóviles pero que presentan una constante metamorfosis. Una metamorfosis que a la par experimentan los personajes, sin épica ni emoción pero con una rotundidad tan implacable como desconcertante. Una agresiva y potente vuelta de tuerca a lo cotidiano desde lo más íntimo, desde la fundación de problemas inexistentes a fín de justificar (para bien o para mal) el desarrollo de una vida anodina.
Comemos, dormimos, hacemos la compra, discutimos, comemos, dormimos, hacemos la compra, discutimos... El bucle rutinario que trata ésta Gente en sitios de manera excéntrica y, de exagerada, loca y perceptible, también acertada nos sitúa paralelamente a los sitios de su título. Al fin y al cabo, dicha rutina se modifica según algunas condiciones (momento, lugar, ánimo...) pero en esencia siempre permanece. Como permanecen esos "sitios" aun cambiando su estado, sus propietarios, su relieve o sus inquilinos. Porque, de nuevo, al fin y al cabo no dejamos de ser inquilinos de unos lugares de los que nos creemos amos pero que, en gran medida, delimitan nuestra vida.
Comemos, dormimos, hacemos la compra, discutimos, comemos, dormimos, hacemos la compra, discutimos... El bucle rutinario que trata ésta Gente en sitios de manera excéntrica y, de exagerada, loca y perceptible, también acertada nos sitúa paralelamente a los sitios de su título. Al fin y al cabo, dicha rutina se modifica según algunas condiciones (momento, lugar, ánimo...) pero en esencia siempre permanece. Como permanecen esos "sitios" aun cambiando su estado, sus propietarios, su relieve o sus inquilinos. Porque, de nuevo, al fin y al cabo no dejamos de ser inquilinos de unos lugares de los que nos creemos amos pero que, en gran medida, delimitan nuestra vida.
Entendido y concebido como un filme marciano y rompedor, alejado de los cánones de distribución, producción y estilo convencionales, Gente en sitios es una experiencia completamente estimulante para el espectador. Pero Gente en sitios no solo constituye esa experiencia vertiginosa, coral e inédita en el cine nacional de la que hablábamos sino que también resulta un certero testimonio de una España borrosa, como esa bandera bicolor que aparece (en absoluto por casualidad ni por capricho) ondeándose en el pasaje que protagoniza una siempre lúcida Eva Llorach, inestable y obtusa. Un retrato caleidoscópico de una época de crisis, que no solo afecta al apartado económico, que resulta tremendamente inquietante, moderadamente satírico, absolutamente irregular e irrefrenablemente enigmático e hipnótico. Un retrato que funciona más en sus desmelenados y desvergonzados "sketches" lynchianos y en los más crípticos (impresionante Botet citando a Kafka) que en sus, en ocasiones, ramplones muestras de los engranajes del tan en alza "poshumor".
Es inevitable pensar en #Sequence como una muestra con menos garra de lo que Gente en sitios quiere (de)mostrar. Tanto como inevitable resulta pensar que se trata de un filme "a rebufo" del anterior. Admitiendo éste, cierto o incierto, prejuicio igualmente debemos admitir que #Sequence deja algunas lucidísimas muestras de cine fresco, dinámico y sobre todo interesante.
#Sequence es un filme con pretensiones menores y ambición narrativa escasa que se limita a mostrarnos una serie de cortometrajes sin coherencia argumental y bien delimitados. Cortometrajes de no más de tres minutos y medio rodados en plano secuencia como condición que, en algunos casos, se cumple de manera discutible. Al margen de ésto, la primera parte de ésta #Sequence deslumbra por poner el listón muy alto con cada una de sus piezas. Como en Gente en sitios, los matices narrativos de los retales que forman ésta cinta circulan desde los límites del poshumor hasta la pretenciosidad más vacua pasando por los caminos más artísticos y experimentales.
#Sequence aspira a no ser más que una curiosidad. Una curiosidad, eso sí, estimulante como experimento sin más relevancia posterior. Como experimento algo tosco y bravo, falto de pulido y de planificación pero rabiosamente valiente e hiperactivo. Un rompecabezas, desde luego, interesante cuando sus piezas parecen encajar a trompicones y notable cuando apreciamos el talento de los emergentes nombres que están detrás. #Sequence no es otra cosa que un boceto. Un boceto de un algo que peleamos por descifrar dentro de una aventura estimulante.
¿Está ahí ese nuevo cine español?
¿O simplemente es una revisitación, una sublimación de las bondades y defectos del cine español de siempre?
Decidan ustedes.
Es inevitable pensar en #Sequence como una muestra con menos garra de lo que Gente en sitios quiere (de)mostrar. Tanto como inevitable resulta pensar que se trata de un filme "a rebufo" del anterior. Admitiendo éste, cierto o incierto, prejuicio igualmente debemos admitir que #Sequence deja algunas lucidísimas muestras de cine fresco, dinámico y sobre todo interesante.
#Sequence es un filme con pretensiones menores y ambición narrativa escasa que se limita a mostrarnos una serie de cortometrajes sin coherencia argumental y bien delimitados. Cortometrajes de no más de tres minutos y medio rodados en plano secuencia como condición que, en algunos casos, se cumple de manera discutible. Al margen de ésto, la primera parte de ésta #Sequence deslumbra por poner el listón muy alto con cada una de sus piezas. Como en Gente en sitios, los matices narrativos de los retales que forman ésta cinta circulan desde los límites del poshumor hasta la pretenciosidad más vacua pasando por los caminos más artísticos y experimentales.
#Sequence aspira a no ser más que una curiosidad. Una curiosidad, eso sí, estimulante como experimento sin más relevancia posterior. Como experimento algo tosco y bravo, falto de pulido y de planificación pero rabiosamente valiente e hiperactivo. Un rompecabezas, desde luego, interesante cuando sus piezas parecen encajar a trompicones y notable cuando apreciamos el talento de los emergentes nombres que están detrás. #Sequence no es otra cosa que un boceto. Un boceto de un algo que peleamos por descifrar dentro de una aventura estimulante.
¿Está ahí ese nuevo cine español?
¿O simplemente es una revisitación, una sublimación de las bondades y defectos del cine español de siempre?
Decidan ustedes.
"(...) Todo puente que se haya construido alguna vez, puede dejar de ser puente sin derrumbarse."
redactor jefe de La Llave Azul
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