2013: El año de los sentimientos.

El 2013 según... Sofia Pérez Delgado
redactora de La Llave Azul | Madrid

No todos los años se tiene la oportunidad de poder vivir una apasionante experiencia visual en una sala, de esas que se graban a fuego en la cabeza y traspasan incluso el ámbito de lo cinematográfico. El 2013 tuvo un momento así. Pero no adelantemos acontecimientos y vayamos por partes. A continuación os dejo lo que (en mi opinión) ha sido lo mejor que se ha podido ver durante este año, al margen de su año de producción o de si se han estrenado en España. Espero que, como mínimo, os sirva para descubrir o despertar vuestro interés sobre alguna película en la que quizás no habíais pensado mucho.

Los Oscar



Como ya sabemos, a finales de diciembre y durante todo enero suele ser la época en la que más estrenos de películas nominadas a los Premios Oscar hay. Así fue también este año, cuando se estrenaron sin tregua películas como La noche más oscura, de Kathryn BigelowThe Master, de Paul Thomas AndersonAmor, de Michael Haneke o Django desencadenado, de Quentin Tarantino. Pero de entre todas las películas presentes en los premios estadounidenses que llegaron a los cines en enero, destacaría Lincoln (ganadora finalmente de los Oscar al mejor actor para Daniel Day-Lewis y a la mejor dirección artística), la película más sobria e intimista de Steven Spielberg en años. El director dirige una mirada mucho menos idealizada de lo que cabría esperar hacia el Presidente y su lucha por la aprobación de la Decimotercera Enmienda, sin disimular sus intereses políticos. Una película preciosista y contenida que trata un tema mucho más apasionante de lo que pueda parecer y lo hace sin caer en sentimentalismos o grandilocuencias.

Festival de Cine de Berlín



El nivel de las 63ª edición del Festival de Cine de Berlín, que se celebró en febrero, tuvo auténticos altibajos, pero entre todo tuvimos la oportunidad de ver una de las películas más crípticas y fascinantes del año, PardéClosed Curtain-, de Jafar Panahi, una desoladora mirada a la situación del director iraní (condenado a 6 años de cárcel y 20 de inhabilitación para hacer cine) cargada de metáforas, que forma un díptico perfecto con su anterior trabajo, Esto no es una película (2011). Un polémico ejercicio de metacine absolutamente necesario que no deja indiferente. Otra película a destacar de la Berlinale es la tercera parte de la trilogía Paraíso del austriaco Ulrich Seidl (trilogía que en verano se estrenaría íntegra en nuestro país), Esperanza, la más contenida de las tres, un estudio sutil y voyerista de los sentimientos adolescentes más intenso de lo que parece en su aparente sencillez formal.

También se proyectó en el festival Una familia de Tokio (meses después ganadora de la Espiga de Oro en la Seminci), el remake de Cuentos de Tokio de Yasujiro Ozu por parte del octogenario Yôji Yamada, respetando el argumento y el espíritu de la original, pero adaptándola a la época actual tanto en la historia como en la manera de contarla, aunque respetando los parámetros del cine japonés clásico. Y en la sección Panorama, disfrutamos especialmente con dos películas: Don Jon, el divertido debut de Joseph Gordon-Levitt en la dirección sobre un adicto al porno, que nos revela al actor como una figura a seguir también como realizador, consiguiendo hacer una comedia de un tema serio sin banalizarlo, y Frances Ha, de Noah Baumbach, que es una especie de revisión actual de Manhattan de Woody Allen, una comedia sobre las relaciones humanas basada en diálogos elocuentes y frescas interpretaciones.

Por último, y aunque la película en conjunto me dejó una sensación bastante fría, me gustaría dedicarle una mención especial a la música de Shigeru Umebayashi para The Grandmaster de Wong Kar-wai, que considero que es la mejor banda sonora del 2013.

Primavera y Atlántida Film Fest


La primavera llegó con algunas películas imprescindibles, como la argentina Días de pesca en Patagonia, la última pequeña historia de Carlos Sorín que es un enternecedor relato sobre la familia y la redención, o por supuesto, uno de los estrenos más devastadores de este año en nuestro país, La caza, de Thomas Vinterberg, con un descomunal Mads Mikkelsen, un profundo drama sobre la mentira y sus consecuencias.

Además, desde mediados de marzo hasta mediados de abril, se celebró el Atlántida Film Fest, el festival online de Filmin de cine independiente inédito en España. Muchas películas fueron las que se pudieron ver, de entre las que destacarían algunas como la mexicana Después de Lucía, de Michel Franco; la danesa The truth about man, de Nikolaj Arcel o la española Otel·lo, de Hammudi Al-Rahmoun Font. Podemos hacer referencia a dos concretamente: la primera, Keep the lights on, de Ira Sachs, un desidealizado retrato de una relación de pareja. Y en segundo lugar, la película que encabeza mi personal Top 10 de los mejores estrenos del años en España, Los ilusos, de Jonás Trueba. Se trata de una de esas películas que recoge la llamada “magia” del cine precisamente por mostrarnos, de la manera más poética, sus engranajes. La película nos introduce y nos saca constantemente de la ficción al aspecto más físico del cine, una apuesta radical y quizás algo impostada, pero que funciona perfectamente como homenaje al cine a la vez que da una imagen bohemia de Madrid y de una determinada generación que lucha por vivir en ella.

Documenta Madrid



La 10ª edición del festival Documenta Madrid merece ser destacada aquí de manera especial porque en su programación incluyó la que, para la que esto escribe, es la mejor película vista en 2013 (aunque producida en 2012 y no estrenada en salas comerciales), el documental brasileño Elena, de Petra Costa, un tipo de cine que viene del corazón y de las entrañas, absolutamente personal y humano, que remueve al espectador por dentro, sabiendo trasladar los sentimientos a imágenes y viceversa. Un virtuoso ejercicio de estilo que transmite la belleza turbia de la historia que cuenta a través de sus formas.

Pero en el festival también tuvimos la oportunidad de ver otras dos impresionantes películas: The Gatekeepers, de Dror Moreh, un documento histórico único, en el que seis antiguos jefes del Shabak, organización responsable de la seguridad interna dentro de la Agencia de Inteligencia de Israel, hablan por primera vez ante una cámara, y la multipremiada The Act of Killing de Joshua Oppenheimer, la controvertida denuncia del genocidio que tuvo lugar en 1965 en Indonesia.

Cine alemán



Este año el cine alemán ha tenido una presencia bastante significativa en las salas (al menos más que otros años), ya desde abril, cuando se estrenó Bárbara, la última película de Christian Petzold, considerado el principal representante del movimiento conocido de manera generalista como la Escuela de Berlín, que es el germen de mucho del cine más personal que se está realizando en Alemania. En junio se celebró en Madrid el 15º Festival de Cine Alemán, con un contenido más irregular que otras ediciones, pero que trajo algún trabajo muy interesantes, como Culpables son los otros, de Lars-Gunnar Lotz; Nuevos horizontes, de Pola BeckCaída libre, de Stephan Lacant (que ya habíamos visto en la Berlinale), o Hannah Arendt, el ultimo trabajo de Margarethe von Trotta. En noviembre pasó por diferentes festivales españoles, los de Sevilla, Gijón y la Semana del Cine Europeo en Segovia, la gran revelación alemana de este año, la ópera prima de Jan Ole Gerster, Oh Boy, ganadora de 6 Premios del Cine Alemán, y del Premio Discovery en los últimos Premios del Cine Europeo. Una elegante película en blanco y negro de caracter episódico que retrata a una generación perdida y sin aspiraciones. Y ya casi acabando el año, se ha estrenado en cines Lore, dirigida por la australiana Cate Shortland, que a través una de las realizaciones más personales que se han podido ver en los últimos tiempos, nos muestra una cara del nazismo distinta a la habitual.

El verano y los blockbusters


El verano empezó con la precuela de una de las joyas de Pixar, Monstruos University, de Dan Scanlon, otra gran película de la compañía bastante minusvalorada (es de suponer que por las inevitables y odiosas comparaciones), divertida, imaginativa, visualmente deslumbrante y con un planteamiento mucho menos convencional de lo que pueda parecer a simple vista. Tras ella llegaron los blockbusters, que elevaron el nivel cinematográfico estival de otros años, destacando especialmente Star Trek. En la oscuridad, en la que J. J. Abrams consigue un espectacular ejemplo de cine comercial de calidad adaptado a todos los gustos, sin darle una falsa trascendencia pero tampoco "infantilizándolo". Otro sorprendente estreno del verano fue la película de terror Expediente Warren (The Conjuring), de James Wan, que rescata el mejor cine de género, para ofrecer, si no algo totalmente original, al menos provocar miedo gracias a la ambientación, como hacía mucho tiempo que no se veía.

Otro acontecimiento cinematográfico del verano, como decíamos antes, fue el estreno multiplataforma de la trilogía Paraíso de Ulrich Seidl, tres formas de búsqueda del amor por parte de tres mujeres muy distintas. Ya hablamos de Paraíso: Esperanza, mientras que Paraíso: Amor no llega a ser redonda (aunque la fuerza pictórica de sus imágenes en deslumbrante) y Paraíso: Fe es brutal en su crueldad y su realismo.

Cine español


El cine español ha reaccionado a la brutal crisis que le ha golpeado de una manera excepcional: haciendo más películas que nunca y demostrando que es posible hacerlo con pocos medios. Es el llamado “otro cine español”, del que mucho se ha hablado ya. Muy buenos ejemplos de ello los tendríamos en Los ilusos, Mapa de León SiminianiLa herida de Fernando Franco o Stockholm de Rodrigo Sorogoyen, una de las películas más impresionantes que se han podido ver este año, un inteligente juego estilístico de engaños que retrata a una generación concreta como pocas veces lo habíamos visto. Dentro del cine más comercial, por llamarlo de alguna manera, cabe destacar La gran familia española, de Daniel Sánchez Arévalo, una de las más hermosas historias (por lo que cuenta y también por su manera de hacerlo), que nos ha dado el cine de nuestro país en los últimos años. El nivel de muchos de los estrenos de este año de las producciones españolas es muy elevado, y queda patente si vemos Todas las mujeres de Mariano Barroso, Baztán de Iñaki Elizalde, o Todos queremos lo mejor para ella de Mar Coll. No siendo muy dada a ello, la verdad es que este año hay motivos para sentirnos orgullosos.

Últimos meses

Al comenzar el otoño aún nos seguían llegando los últimos coletazos de los pasados Óscar, como la sueca Kon-Tiki, de Joachim Rønning y Espen Sandberg, y los primeros de la edición de este año, como por ejemplo Capitán Phillips, de Paul Greengrass. También han llegado por fin las películas de los grandes festivales, como la chilena Gloria, de Sebastián Lelio tras ganar el premio a la mejor actriz en la Berlinale, pero especialmente aquellas que venían de Cannes, con la esperadísima La vida de Adèle, de Abdellatif Kechiche, De tal padre, tal hijo, de Hirokazu Kore-eda, o La jaula de oro, de Diego Quemada-Díez.

Si ya decíamos que Expediente Warren rescataba el género de terror, aunque sin renovarlo, en 2012 sí que aparecía una revisión absoluta del mismo, que por fin pudo verse estrenada en cines después de muchísimas vicisitudes. Hablo, cómo no, de ese fenómeno enloquecido y divertidísimo que es La cabaña en el bosque, de Drew Goddard.

Y pongo el punto y final con una de las últimas películas del año estrenadas, Nymphomaniac vol. 1, de Lars von Trier, un trabajo precedido de una polémica a mi parecer bastante infundada, al menos en la versión que finalmente se ha podido ver. Una película muy poética que trata el tema de la adicción de manera en absoluto escabrosa. Del mejor Trier de los últimos tiempos.

¡Feliz año! En 2014, ¡más y mejor cine!

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