Sería inútil intentar describir con palabras el profundo y doloroso impacto que he sentido al entrar en Twitter hace unas horas y leer la noticia. El actor Philip Seymour Hoffman era encontrado muerto esta tarde en su apartamento de Nueva York. Las causas de la muerte aún están por determinar.
Con su fallecimiento, desaparece la figura de uno de los mejores intérpretes de la historia del séptimo arte. Gracias a su carácter camaleónico, su amplitud de registros y a una capacidad de entrega insólita a sus personajes, las interpretaciones de Seymour Hoffman siempre han sido y serán un regalo para cualquier tipo de espectador.
Sus comienzos en el cine, principalmente como secundario, van desde films más pequeños como Boogie Nights o El talento de Mr.Ripley a los ya considerados clásicos El gran Lebowski o Magnolia.
El potencial del actor fue reconocido gracias a Capote, biopic estrenado en el año 2005, en la que Seymour Hoffman se mete en la piel del famoso Truman Capote. Su trabajo le valió el Oscar a Mejor Actor, además de innumerables premios.
Posteriormente recibió gran cantidad de elogios y prestigio por sus interpretaciones en La guerra de Charlie Wilson, Moneyball, La duda y The master. Esta última le valió el premio a la Mejor Interpretación Masculina en el Festival de Venecia además de el aplauso unánime por parte de crítica y público.
La última vez que vimos a Seymour Hoffman en la gran pantalla fue en la adaptación cinematográfica del segundo libro de Los Juegos del Hambre.
La muerte de Philip Seymour Hoffman supone un descomunal "shock" para una industria actual en la que la importancia de la interpretación queda relegada a un segundo plano en detrimento del artificio visual. En un panorama así, la figura de Hoffman era sinónimo de respeto por los valores del antiguo cine actoral. Sus interpretaciones suponían un deleite para todo amante del séptimo arte.
Por fortuna, el legado de Seymour Hoffman es amplio y su muerte no impedirá que podamos revisionar sus clases magistrales interpretativas todas las veces que gustemos para recordar su memoria.
Desde La Llave Azul deseamos que el Sr. Philip Seymour Hoffman descanse en paz.
Miguel Alcalde
Madrid
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