Crónica de los I Premios Feroz | Desde la ilusión.

Plaza de Callao, 6 de la tarde. El ambiente que se respira en la plaza es de expectación, anticipación y sobre todo ilusión. Muchos “-ón” para la primera edición de unos premios que surgen de una profunda pasión y cariño por parte de sus creadores. Y eso es algo que se nota desde el primer momento.


Cuando los artistas comienzan a llegar a la alfombra roja, se deshacen en alabanzas a propósito de los premios ante los periodistas. La primera en aparecer es Alexandra Jiménez, presentadora de la gala “Estoy muy ilusionada”, nos cuenta la guapísima actriz “Aunque en un principio no estuviera segura de ser capaz de hacerlo, a medida que los premios han ido tomando forma me siento más y más agradecida por esta oportunidad”.


Poco a poco empiezan a aparecer caras reconocidas y resulta emocionante la fe ciega en los premios que manifiestan tanto actores como directores. José Sacristán, que subiría posteriormente a recoger su premio de honor recalca la importancia de unos premios así para el panorama cinematográfico español. Se muestra honrado y definitivamente emocionado por la elección de la Asociación de Informadores Cinematográficos de España (AICE) de hacerlo merecedor del primer premio Feroz honorífico. “Poder decir que he sido el primero en recibir ese honor me satisface muchísimo”, afirmaba.


El encargado de escribir el guión de la gala, Paco Cabezas, nos asegura que vamos a disfrutar muchísimo, tanto como él escribiéndola. “Ha sido una experiencia fantástica, especialmente por el empeño que hemos puesto en sacar adelante los premios. Hay mucha emoción y muchos nervios”.


Desde Candela Peña hasta Belén Rueda, pasando por todo el equipo de La Gran Familia Española, María León, Aura Garrido, Javier Pereira, Rodrigo Cortés, Javier Cámara, Carlos Areces y hasta el mismísimo Pedro Almodóvar, todos se muestran ilusionados por sus propias nominaciones o las de sus compañeros y destacan que los Premios Feroz son mucho más que una antesala de los Goya: son una demostración de la importancia de la crítica para la cinematografía española.


Una vez dentro, los artistas y la prensa (cada uno en sus respectivos lugares) beben y comen animadamente, deseosos de que la gala dé comienzo. ¿Quién decía que en los Globos de Oro corría libremente el alcohol? ¡Que se acerque a los Feroz!


El revuelo en la sala se apaga poco a poco cuando anuncian que la gala va a empezar. Muchos aguantamos la respiración. Pero qué gusto poder soltarla para reír a carcajadas porque el vídeo inicial que sirve como prólogo de la ceremonia es absolutamente desternillante. En cuanto Alexandra Jiménez pone un pie en el escenario la sala estalla en aplausos. La chica es divertidísima y su monólogo inicial, lejos de resultar ofensivo (a pesar de estar tener un comentario social peliagudo), es fresco, original y brillante. La reacción tanto de artistas como prensa indica el gran acierto que ha supuesto escoger a la aragonesa. Nos encanta.


Se empiezan a anunciar los primeros ganadores, e independientemente de que un servidor esté más de acuerdo con unos u otros, los discursos de los ganadores y su afán por defender la calidad del cine español, un cine que se encuentra en una situación nefasta por culpa de un gobierno incapaz de reconocer su carácter arriesgado, resultan positivos, motivadores y en definitiva, feroces. Estos comentarios tienen su colofón en el gran discurso de José Sacristán. Sus palabras parecen levantar los corazones de la sala, incitan a luchar por lo que queremos y a no rendirse nunca pese a que veamos las cosas cada vez más negras.


La ceremonia avanza con rapidez y soltura, cosa que, acostumbrados a galas de entrega de premios interminables, se agradece enormemente. Si bien hay momentos que chirrían en el conjunto final, no hay que olvidar que esta es la primera ceremonia de entrega. Tienen tiempo para pulir impurezas y redondear algo que se antoja como muy, muy prometedor.


No faltan las sorpresas, como el gratísimo shock que produjo en la audiencia ver a Stockholm alzarse con el premio a Mejor Película Dramática, u otras no tan agradables como el para muchos inmerecido premio a Mejor Actor de Reparto para Mario Casas. Pero como es bien sabido, esto de los premios va en gustos y no todos pueden contentarnos. Yo, personalmente, estoy muy satisfecho con la mayoría de ellos, pero no creo que lo más importante de los Premios Feroz sean los premios, valga la redundancia.


En mi opinión, lo más importante de los Feroz es que surgen a partir de la algo tan importante en esta vida como es la ilusión. Ilusión de unas personas que han podido ver hechos realidad sueños que otrora se antojaban imposibles y, lo que es más importante: han sido capaces de compartirlo con otros amantes del séptimo arte que los han disfrutado enormemente. Pero, ¿es que qué es el cine si no una ilusión? Por tanto, deseo a los Premios Feroz un vida larga y próspera y, sin ninguna duda, poder ser de nuevo partícipe de ellos el año que viene.

Madrid












































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