Tardó en llegar. La última cinta de Paul Thomas Anderson albergaba unas expectativas realmente altas, y los motivos no eran pocos. El director de Magnolia o Pozos de Ambición se ha hecho un hueco entre los directores con más talento del panorama actual y la cita con su último largometraje era obligada entre los estrenos de este año. “The Master” es, hasta la fecha, el proyecto más ambicioso de Anderson, con un guión verdaderamente complejo y acompañado de dos maestros de la interpretación como Joaquin Phoenix y Philip Seymour Hoffman.
La película, ambientada en los años 50, nos cuenta la historia de Freddie Quell (Phoenix), un hombre con graves problemas emocionales debido a su oscuro pasado e incapaz de adaptarse a la sociedad. Fruto de la casualidad conoce a Lancaster Dodd (Hoffman), un importante líder espiritual con el que estrechará profundos lazos de amistad. De esta forma, se integrará en la comunidad de seguidores del carismático intelectual al mismo tiempo que éste descubre que tiene mucho que aprender del perturbado y borracho de Freddie.
Sobre qué va “The Master” es una pregunta difícil de responder, los temas tratados son tantos y tan diferentes que no deja de ser un filme confuso. Poco queda de aquella película sobre los inicios de la Cienciología que todo el mundo se esperaba, en vez de eso, tenemos la historia de un hombre. Durante 137 minutos, Joaquin Phoenix se convierte en un pervertido veterano de guerra con un curioso modo de caminar y extrema dificultad para relacionarse con la gente que le rodea. Sin duda su actuación (junto a la de P.S. Hoffman) se convierte en lo más notorio de la cinta, una actuación que bien le podría valer un Oscar si no hubiera calificado de “estúpidos” los premios de la Academia a mediados de octubre, habrá que esperar. Sin embargo, no hablamos de un hecho aislado, la perfección que busca Paul Thomas Anderson en el aspecto de las actuaciones es de sobra conocida: le funcionó con los repartos corales de esas dos grandes joyas que son “Boogie Nights” (1997) y “Magnolia” (1999); consiguió (para sorpresa de todos) sacar lo mejor de Adam Sandler en “Punch-Drunk Love” (2002) y facilitó a Daniel Day-Lewis una actuación estelar que le valió la estatuilla por mejor actor en “Pozos de Ambición”(2007). Finalmente llega “The Master”, dónde Anderson otorga todo el peso de la película a las dos actuaciones principales consiguiendo escenas de una fuerza visual poco común como el interrogatorio de Lancaster Dodd a Freddie poco después de conocerse.
Anderson nos ofrece una interesante reflexión sobre la condición humana de los dos personajes principales. Ambos son totalmente opuestos en su presentación pero a medida que avanza la película, desarrollan emociones y sentimientos tan profundos como humanos. Una vez más, el director estadounidense crea unos maravillosos personajes únicos con respuestas emocionales sorprendentes y reales. En el aspecto técnico “The Master” también destaca notablemente, sin duda la fotografía y la banda sonora son dos de los puntos fuertes que utiliza Anderson para conseguir imágenes visualmente impactantes, un recurso que domina a la perfección como observamos en su filmografía.
Es posible que en la película se formulen demasiadas preguntas y pocas respuestas o que la historia que cuenta sea poco sólida, no obstante Anderson quiere centrarnos en el mensaje y pensar en ello. De este modo, nos guía mediante diálogos que pueden llegar a ser algo aburridos y pesados. Esto provoca que “The Master” no sea un largometraje que vaya a aceptar todo el mundo.
A pesar de todo, es complicado ser consciente de la calidad real de la cinta después de un visionado debido al impacto que causa y la complejidad del guión, pero sin duda es una película disfrutable para cualquier seguidor de ese genio con barba llamado Paul Thomas Anderson.
La Llave Azul otorga a 'The Master' un 8,5 de nota
'THE MASTER' SE ESTRENA ÉSTE VIERNES 4 DE ENERO
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