La revolución sexual.


En medio de una oscura tempestad que encapota el cielo, aparece un claro resplandeciente atravesado por los rayos del sol, que al cruzarse con las puras gotas de lluvia dispersan la luz, formando, el arco iris.
Y como un arco iris entre la tempestad y el sol de brujas emerge 'Los Amantes Pasajeros' en nuestra cartelera. Un viaje de altos vuelos entre las nubes, con no pocas turbulencias pero que funciona a la perfección como píldora efervescente que evade y divierte a un servidor durante sus noventa minutos de duración. Píldora compuesta por un vital y necesario batiburrillo de estupideces varias remezclado y agitado, muy agitado.

Sin que este liviano producto alegre, y fiestero busque la casi inalcanzable (para un largometraje como este) misión de resultar trascendente, logra llegar a buen (aero)puerto sostenida por un reparto coral en estado de gracia y una traca constante de chistes, gags y bailes que van explotando como un espectáculo pirotécnico de coloridas explosiones, iniciado por esos vistosos créditos iniciales y coronado por esa "revolución sexual" que parece sacada de la canción homónima de La Casa Azul.

Porque al fín y al cabo, 'Los Amantes Pasajeros' es eso, una celebración de la locura, del disfrute y una celebración de las celebraciones. Celebrar por celebrar, cualquier cosa, divertir y divertirse. Festejar que la vida son dos días sin ataduras ni "fachadas" que valgan. Puede parecer un arrebato de irresponsabilidad en estos tiempos, pero, sobre todo, sirve como mascarilla de oxígeno para alivianar el miedo, las tristezas y las cargas del día a día con un vaso de agua de valencia.

Se podría decir 'Los Amantes Pasajeros' está completamente pasada de moda, desde su estética hasta su sus propios gags, una vuelta a los 80 y a todo lo que ello conlleva. A la época de La Movida. Y es que lo nuevo de Pedro Almodóvar es eso, una invitación a moverse, a bailar, a cantar, a convertir lo ridículo y lo hortera en mainstream, a revolucionarse.

Probablemente al aeroplano de Almodóvar le falte un tren de aterrizaje (como en la propia película) para conseguir un aterrizaje perfecto, algo le falta para convertirse en una diversión redonda, en un pasatiempo obligado, algo. Pero eso acaba por no importarte cuando ves al trío de azafatas locas que forman Carlos Areces, Javier Cámara y Raúl Arévalo (hilarantes) bailar a ritmo de The Pointer Sisters o a cualquiera de los divertidísimos personajes que completan el reparto, a destacar: Lola Dueñas y Cecilia Roth, histrionicas en el  mejor de los sentidos.

Y entonces salimos del vuelo, mareados por las turbulencias pero satisfechos. 'Los Amantes Pasajeros' funciona mejor cuando volamos alto que cuando descendemos a tierra firme. Divierte, se agradece y además, contiene más fondo de lo que aparentemente creemos e, incluso, ella misma cree. Una comedia loca, totalmente absurda, pasada de moda y, paradojicamente, asombrosamente actual. Pasen, y vuelen con nosotros.

La Llave Azul otorga a 'Los Amantes Pasajeros' un 7,25 de nota


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