Hay motivos para pensar (y creer, y confiar) que el cine no está hecho para evadirnos durante un par de horas. Que a veces ese tiempo se invierte en disfrutar de un entretenimiento vacío (pero necesario) es evidente, pero no debemos olvidar que el cine también sirve para contarnos historias o, como el caso que nos ocupa, entender mejor el mundo que nos rodea.
A estas alturas nadie puede ser capaz de afirmar que el cine de David Cronenberg sea fácil, pero lo cierto es que con los años, su lenguaje se ha vuelto más accesible. Sus películas no son crípticas, ya no muestras trabalenguas visuales ni paradojas argumentales. Cronenberg, ahora y siempre, nos habla de la mente humana y del posicionamiento del espectador. Si después de ver una película de Cronenberg el espectador no siente nada, es que ha perdido algo.
Y de eso habla ‘Cosmópolis’. Pero, de algún modo, nos habla desde el futuro. Pone al espectador en una posición privilegiada para decirnos a dónde se dirige nuestro modo de pensar, nuestra sociedad, nuestros valores. Habla en primera persona, nos tutea, nos dice sin remilgos que esto es a lo que nos enfrentamos. Nos da un tartazo en la cara (tanto literal como metafórico), para que despertemos de nuestra rutina.
Arriesga en el fondo y en las formas, añadiendo el factor de un protagonista totalmente odiable en la cúspide del poder, un multimillonario sin mayor sentimiento por nada que por los números que conforman su vida. Robert Pattinson hace suyo un personaje muy difícil en el que, inesperadamente, muestra que puede escapar del aura de vampiro crepuscular. Los secundarios (de lujo: Juliette Binoche, Paul Giamatti, Mathieu Amalric, Samantha Morton) resultan en la historia tan accesorios como necesarios para comprender la futilidad de las cosas que nos rodean.
Bien es cierto que la novela en la que se basa no es, ni mucho menos, sencilla -parte de un lenguaje complicado- pero no se puede negar que Cronenberg ha sabido mostrar toda la esencia de una sociedad decadente. No resulta agradable enfrentarse a una visión del mundo tan negativa y destructiva, pero supone un punto de inflexión en el espectador, para admitir que otro cine es posible.
La llave azul otorga a 'Cosmópolis' un 8'5 de nota
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